miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA OSCURIDAD Y LA LUZ


Hace unos días sufrimos un apagón general que afectó a una amplia comarca. De repente todo quedó a oscuras, ni una sola luz por ningún lado. La noche, que no tenía luna, se hizo más noche. Quedó todo paralizado: los semáforos no funcionaban; en las tiendas no había pesos, ni datáfonos, ni ordenadores; en la calle sólo las luces de los coches daban fogonazos fugaces a su paso. El mundo parecía pararse.

No pude evitar acordarme de aquellos lejanos tiempos en que las tormentas traían la oscuridad. Cuando se "fundían los plomos" y se tenían que cambiar aquellos extraños filamentos metálicos, que se enrollaban en dos polos, como la lana en mis brazos cuando mi abuela hacía madejas. Entonces sacábamos del armario el candelabro con la vela, que siempre estaba a mano. Esos momentos tenían un encanto irrepetible; nos reuníamos todos, alrededor de la temblorosa luz de la vela, con su característico olor y aprovechábamos para charlar y contar historias. Era un tiempo propicio para la intimidad. Quizás ahora echamos de menos el encanto de aquellos momentos en la oscuridad, donde sólo las siluetas nos permitían distinguirnos, donde la atmósfera invitaba a recogerte y disfrutar de la casa que era más hogar. Lejos, queda muy lejos.

Ahora los apagones ocurren de tarde en tarde; y cuando pasa, sólo es un titular en la prensa reclamando los daños causados.

Ahora estamos más acostumbrados a la luz. A distinguir en la noche la proximidad de una ciudad por el fulgor que se irradia al cielo negro . A que con la noche la ciudad se reconvierta en un hormiguero de luces, bombillas de muchos colores; anuncios luminosos; ventanas que se abren a la vida nocturna en las casas, con miles de historias diferentes tras cada una de ellas. Y las luces transforman la ciudad, convirtiéndola en un ser diferente. Las calles parecen distintas y distintos son sus habitantes: los que se retiran en busca del descanso y los que surgen, como aparecidos de otros mundos, asaltando la vía pública o llenando locales que sólo palpitan cuando se pone el sol. La ciudad, cualquier ciudad, es otra cuando llega la noche. Y su encanto no está en el interior de los edificios de oficinas, ni en sus comercios, ni en los bares, ni en el bullicio de sus calles. Su verdadero encanto reside en ella misma, en esa enorme sucesión de luces que iluminan calles desiertas, silenciosas, donde lo extraño se convierte en normal. La ciudad adquiere entonces su propia personalidad.


jueves, 14 de octubre de 2010

NOSTALGIA



La nostalgia....ese estado melancólico que nos envuelve e impregna todo lo que hacemos. El recuerdo de lo que ya no está presente, que nos abandonó o simplemente que ya pasó. Ah, la nostalgia.

No necesariamente tiene que ser un sentimientos negativo. La nostalgia ha dado al mundo grandes obras de arte, canciones, poemas...La nostalgia es también el antídoto contra el olvido para tener siempre presente aquello que nos hizo sentir en el pasado y que puede iluminar nuestro presente.

Hay días en que, sin saber muy bien por qué estamos especialmente nostálgicos. Pero lo que quizás nos despierta más añoranza son las personas que nos vienen a la memoria, las que formaron parte de nuestra vida en algún momento, importantes algunas, intrascendentes otras pero que están inevitablemente vinculadas a nuestro pasado, a nuestra historia personal. La trayectoria de todos nosotros surca caminos que a veces se entrecruzan, o van paralelos o se distancian. Y en muchas ocasiones eso mismo puede marcar nuestro propio recorrido. ¡Cuánta gente llega a nosotros por azar, por puro capricho del destino y lo cambia todo!. En algunas ocasiones porque desaparece de nuestra vida o en otras porque se queda para siempre.

Encontramos personas que nos llenan de ilusión, que comparten nuestros sueños o son los sueños mismos. Otras duelen, porque sufren sin remedio o porque hacen daño del que deja cicatrices. Hay otras de hola y adiós que pasan a nuestro lado sin pena ni gloria, y se diluyen como la estela de los aviones. Y hay personas que llegan a nosotros para dejarnos huella aunque duren un instante; otras, en cambio nos acompañan en el camino. Hay personas que nos guían, nos revelan lo que nosotros no alcanzamos a ver, nos enseñan aunque no queramos aprender. Hay otras que solo miran, que pasan de puntillas, silenciosamente. ¡Cuánta gente cada día!¡

Hoy es un día de esos, un día nostálgico, un día para el recuerdo de los que estuvieron y los que están


lunes, 20 de septiembre de 2010

CORTADO LARGO DE CAFE


Entra cada mañana con el mismo gesto adormilado. Tapado el cuello con una bufanda en los días fríos y con camisas arrugadas y sueltas cuando aprieta el calor. Pero su rostro no muda con las estaciones. Como suele madrugar casi nunca esta ocupado su habitual rincón en la barra: al fondo, justo al lado de la entrada para los camareros.

Hace años que no necesita más que dar los buenos días y al minuto tiene preparado su café sobre el granito oscuro y siempre la misma frase de Pepe mientras lo corta con un chorrito de leche: "¿Todo bien?". "Todo bien". Se ha convertido en un auténtico ritual.

Desde su privilegiada atalaya observa a los viandantes, unos apurados, con el tiempo justo para llegar a no se sabe dónde; otros caminando lánguidamente por la acera., como sin destino. Hombres de negocio son su móvil en la oreja ya desde temprano; niños cargados con insoportables mochilas a la espalda; abuelos empujando carritos, unas veces de bebés, otras de compra; jóvenes en una continua algarabía hormonal, parejas de enamorados, parejas aburridas...Un sinfín de personajes de lo más variopinto, habitantes de todas las ciudades, aunque con distintos apellidos.

Pero los que siempre le resultan más interesantes son los que entran en el Café. Los hay habituales, como él, que suelen mantener sus costumbres en horarios y consumición. Esos ya están en su inventario particular y, salvo que modifiquen su conducta, atraen menos su atención. Los hay de varios tipos, aunque ninguno como él. Están los que trabajan en las oficinas de alrededor, demasiado apretados de tiempo o perezosos para prepararse el desayuno en casa. Están los que calculan el ahorro de desayunar y leer la prensa por el mismo precio, ávidos en su lectura como si cobraran el café por titulares. Los hay charlatanes y ociosos que quedan ya por la mañana para tertulias interminables, siempre salpicadas de risotadas un tanto grotescas. Otros, más silenciosos, disfrutan del café a solas, pausadamente y se van tan sigilosamente como entran.

Aunque sin duda son los nuevos clientes, los clientes eventuales, los que copan toda su concentración. Comienza por determinar su orígen: nuevos en el vecindario, turistas, citados por un cliente habitual...Su indumentaria le da algunas pistas, lo mismo que si beben un licor, una caña o un simple té. Y si la proximidad se lo permite, incluso puede confirmar sus intuiciones con la conversación o los retales de ella que su agudo oído pilla al vuelo. Con el tiempo ha logrado gran destreza en perfilar a los personajes y tiene un alto índice de aciertos; tanto que Pepe, un cotilla empedernido a base de oir chismorreos a diestro y siniestro (aunque involuntariamente) acaba solicitando su opinión. Son muchos años ya, y han visto de todo: citas clandestinas; riñas de enamorados; cierre de negocios limpios, sucios y mediopensionistas. Incluso han sobrevivido a asaltos y peleas pseudocallejeras.

Toda una aventura indescriptible cada mañana. Una cita a la que nunca falta porque, aunque no lo parezca, un cortado largo de café da para mucho.

jueves, 16 de septiembre de 2010

ADIÓS


¡Cuánto vacío!. Aquél día la soledad le calaba los huesos, se le hundía en el alma hasta casi doler como un pinchazo en el corazón. Sabor amargo en la boca; tristeza en la mirada. El silencio de la casa era tan profundo que podía oir su respiración. El mobiliario estaba en el mismo sitio de siempre; nada se había movido. Sin embargo había perdido todo su encanto, no daba calor al hogar, que había dejado de serlo. Se había convertido, casi de la noche a la mañana, en una celda fría y desangelada.


No entendía nada. Desde aquella tarde en que la encontró esperando, maleta en mano, no había dejado de preguntarse por qué; ¿por qué lo había abandonado todo?. ¿Qué había hecho mal?. O ¿qué no había hecho?. Muchas preguntas. Ninguna respuesta; ninguna señal previa le había alertado.


Su explicación, en un tono tan claro y determinante le había confundido aún más. Se le había desvelado una persona distinta de la que creía a su lado en los últimos años. Sus vidas, antes paralelas, se habían alejado sin remedio. ¿Qué había cambiado?.¿Quién era ella?¿Quién era aquella que le miraba fijamente mientras le decía adiós?. ¿Dónde quedó la mujer que amaba?. Sólo desconcierto, abandono, fracaso, pena.


Ahora cada mañana, cada tarde, cada noche serían distintas. Su fácil rutina había desaparecido como la hoja seca al primer soplo de nordeste. Su vida quedaba en el pasado como sujeta por un ancla profunda y pesada; su presente, carente de pulso, se le antojaba una condena sin juicio. Su situación le resultaba tan desconcertante que en cualquier rincón de la casa se sentía extraño. Nada especial que hacer; ninguna razón para entender su existencia; nadie a su alrededor . Solo silencio y soledad.

jueves, 9 de septiembre de 2010

¿LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?



Después de tantos años de experiencia, de triste experiencia, padeciendo el terrorismo a nadie le puede extrañar que nos mostremos unánimemente escépticos respecto al mensaje de ETA.



A estas alturas de la democracia, el terrorismo ha ido perdiendo los escasos apoyos con que contaba a nivel internacional; sus asimilados en otros países, como el IRA en Irlanda del Norte, hace tiempo que abandonaron las armas e incluso comparten gobierno.



En España sus bases sociales y políticas se han ido reduciendo y debilitando al tiempo que algunos han reflexionado seriamente sobre la “utilidad” política de tanta sangre. Además, apartarles de las administraciones e instituciones les ha resultado muy doloroso y ha dejado patente la contradicción de querer participar en un sistema democrático que critican y no reconocen.



Muchos de los presos más veteranos y significativos desde el punto de vista ideológico se han mostrado públicamente partidarios del abandono de la violencia.



Los distintos Gobiernos de España han trabajado el apoyo internacional tanto a nivel político como policial; apoyo absolutamente imprescindible para el éxito de la lucha antiterrorista y que se ha logrado sin fisuras y con notables resultados en los últimos años.



Las nuevas generaciones de militantes terroristas, nutridas de la lucha callejera se han convertido en unos mercenarios de la violencia carentes de la preparación de otros tiempos, lo que ha permitido que los logros policiales sean cada vez más frecuentes.



Posiblemente el resultado de todos estos factores haya llevado primero a los batasunos y después a los etarras (o quizás la mismo tiempo y de mutuo acuerdo) a hacer públicos los respectivos documentos que hemos conocido en las últimos días; esas “tesis doctorales” de politología con frases tan grandilocuentes como manidas a las que nos tienen tan acostumbrados los unos y los otros.



Como digo, nadie le ha dado credibilidad al mensaje. Los precedentes nos han enseñado mucho a este respecto a los españoles. Sin embargo, el hecho de que se plantee la posibilidad de que alguien de este mundo oscuro empiece a preguntarse el sinsentido de buscar un objetivo político con tanta muerte, ya es un avance.


Está claro que no caben relajaciones; la Policía, la Guardia Civil, el CNI, la Eztaintza, la Gendarmería deben mantener el mismo nivel de alerta y el mismo ritmo de trabajo antiterrorista. Creo que hay absoluto consenso en esto. Pero espero que la sospecha que algunos han lanzado sobre la presión de los nacionalistas al Gobierno para apoyar los Presupuestos Generales de 2011 no tenga ninguna relación con este asunto. Puedo entender que un grupo político “utilice” sus votos para conseguir sus objetivos ideológicos, presionando al Gobierno nacional en beneficio de su región. Quizás no es solidario pero lo entiendo. Pero en lo concerniente a ETA y sus acólitos no cabe lugar a presiones, ni canjes, ni transigencias. La proximidad de las elecciones municipales y la presencia de batasunos en ellas no puede ser una tentación. Ya la vivimos en tiempos pasados y no nos llevó a nada bueno.

jueves, 2 de septiembre de 2010

NUESTROS AMIGOS, NUESTRA FAMILIA DE JAPÓN


El aire ya no huele igual; los atardeceres nos piden más abrigo y la luz se paga antes, como si nos fuera proponiendo hacernos a la idea poco a poco de que el verano termina.

Hemos disfrutado de un tiempo un poco más libre, alejado de las rutinas, de los titulares que nos arrugan el ceño; Nos ha despertado la luz de la mañana sin prisas; y hemos saboreado más el café, por el simple hecho de saborearlo. Nos hemos cansado por alargar el día con charlas tardías y nos hemos permitido sumar buenas compañías a horas sin compromiso.


Eso ha sido el verano que se acaba. Un buen verano.


Pero lo mejor no ha sido el café, ni las horas de sol, ni siquiera el tiempo para elegir cómo agotarlo. Lo mejor ha sido el reencuentro. Volver a ver a unos amigos que son mucho más que eso. Son la pura generosidad sin darle importancia; son la sencillez de las grandes almas; son la bondad, tan natural que parece fácil. No son dados a grandes efusiones en la expresión, pero te hacen sentir el centro de su afecto . Y ¡me siento tan en deuda con ellos...!



Cómo explicarles la pena de verles alejarse con el saludo en su mano. Cómo podría decirles que les sientimos cerca aunque estén lejos. Cómo hacerles ver lo orgullosos que estamos de tenerles en nuestras vidas. Porque llegaron a ellas calladamente, como son ellos; pero las llenaron de un mundo desconocido y sorprendente. Abrieron nuestra mente a otra cultura, a otra filosofía de la vida. Enriquecieron nuestros ánimos enseñándonos el verdadero valor de la serenidad, la dulzura y la sabiduría. ¡Tanto que aprender de ellos!.



Sólo puedo intentar rendirles un homenaje escribiendo torpemente lo que siento por ellos y gracias a ellos. De todo corazón para Isudzu, y Seishiro y (desde donde estés, tu cielo o el mío, que es el mismo) para Michijo.

martes, 13 de julio de 2010

ESTAMOS CON LA ROJA


Desde todos los rincones de España y muchos del mundo, con el mismo entusiasmo y el mismo ímpetu, casi unánimemente, se grita: ¡Estamos con la Roja!. Ha sido una enorme alegría. Estamos más acostumbrados a la resignación que a la celebración. Pero cuando toca ésta, lo hacemos a lo grande. Lo vimos ayer con el recibimiento a la selección española que nos traía desde el continente africano cinco kilos de oro que saben a gloria.



Se ha dicho todo lo que se puede decir sobre el efecto de cohesión que ha supuesto este campeonato. Nos ha devuelto la ilusión, nos ha confraternizado entorno a una bandera que, siendo de todos, no lo parecía. Ha entronizado a un equipo de jóvenes que han hecho piña y han puesto sus virtudes al servicio de un objetivo colectivo. En fin, todo esto se ha dicho y estoy segura de que se seguirá diciendo durante mucho tiempo. Porque nunca lo habíamos logrado antes y eso le da un valor añadido.



De lo que no estoy tan segura es de si somos capaces de extraer la moraleja de todo esto. Debiéramos reflexionar un momento sobre la clave del éxito de este equipo Un equipo plagado de grandes jugadores que han antepuesto el objetivo del grupo a sus intereses individuales; que han sabido recomponerse tras el fracaso y perseverar en el esfuerzo; que han trabajo conociendo sus virtudes y reconociendo las ajenas con la humildad necesaria para superarlas; que han ejercido un juego limpio sin trampas ni atajos, sino con esfuerzo y disciplina.



Todo esto debiéramos extrapolarlo a nuestro país y nuestra situación. La casualidad ha querido que coincidiera en el tiempo con los exacerbados enfados nacionalistas del “no te junto” al que debemos responder con la Constitución; y con una situación económica de una gravedad sin precedentes a la que debemos responder con sacrificio y esfuerzo. Porque está demostrado: juntos podemos ganar el Campeonato del Mundo.

miércoles, 23 de junio de 2010

HOY PUEDE SER UN GRAN DIA


En realidad no nos damos cuenta. No somos conscientes de lo grandes que son las pequeñas cosas.

Disfrutar de un día luminoso después de tanta lluvia; tomar un buen helado cuando aprieta la sed; mirar la grandeza de un peñasco rasgando soberbio el cielo; la brisa dando el primer color a nuestra cara; cantar desentonadamente la música que nos devuelve al pasado; reir a carcajadas hasta llorar; saborear una buena carne; pasear, sin prisa, tranquilamente.

En realidad no nos damos cuenta. No somos conscientes de lo grandes que son las pequeñas cosas.

Y se hacen más grandes, mucho más grandes, si tenemos con quien disfrutarlas, con quien compartirlas. Si tenemos momentos comunes, historias comunes, recuerdos comunes. Si vemos alegría en sus ojos, una sonrisa en su boca, serenidad en su rostro, satisfacción en su compañía. Y nosotros por eso estamos más alegres, más sonrientes, más serenos, más satisfechos.

Tenemos que vivir las pequeñas cosas; porque las grandes, muchas veces, no se viven, sólo se sueñan.

miércoles, 16 de junio de 2010

EL TELÉFONO


No lo podía evitar. A cada rato miraba la pantalla de su teléfono esperando el zumbido de llamada o mensaje.

Después de su intervención, impecable, profesional como siempre, su mente había volado lejos de aquella sala. Sus ojos fijos en el móvil; sus dedos moviendo compulsivamente la pluma.

Su extraño silencio había llamado la atención de su jefe, que escudriñaba a su pupilo intentando descubrir el misterio. El murmullo general al finalizar la reunión le devolvió a la realidad. Tan pronto todos abandonaron la sala de reuniones, él volvió a su despacho buscando la soledad que le permitía alejarse de aquel lugar que ahora le resultaba hostil. La soledad que le permitía evadirse y rememorar las escenas de aquel encuentro.

Y se preguntaba por qué. Qué le estaba pasando. Por qué su estable vida, sin sobresaltos, sin fracasos ni carencias le parecía ahora tan vacía.

Nada de lo que le rodeaba le resultaba gratificante; salvo recordar el momento en que la descubrió. Le abrumaban mil preguntas y todas ellas entorno a ella.

Qué hacer para no mirar el teléfono sin sentir la angustia de no tener noticias. Cómo controlar lo incontrolable. Cómo volver atrás, a su cómoda vida anterior. Cómo apartar de su mente aquella silueta abandonando el lugar donde su tiempo y el de ella coincidieron. Cómo atrapar un segundo para hacerlo eterno....

Y el teléfono sonó.

viernes, 11 de junio de 2010

PERDÓN POR HABLAR DE POLÍTICA: OPORTUNIDAD Y OPORTUNISMO




Está claro que ahora o nunca; éste es el momento: el momento del AVE. Porque así lo prevé el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes del Ministerio de Fomento. Porque todas las Comunidades o cuentan con él o lo tienen a las puertas. Y porque es fundamental disponer de esta infraestructura para el desarrollo económico de nuestro país. Por todo eso, la reclamación del AVE a Cantabria es indudablemente oportuna.


La banda sonora de la campaña electoral del Partido Regionalista fue el tren. Y no nos costó pocos chascarrillos que digamos. Como tantas otras veces, nuestra reivindicación al grito de “queremos tren” fue motivo de mofa para muchos. Y llegados al momento de la negociación, fue la pieza clave del acuerdo de Gobierno con el Partido Socialista de Cantabria, ratificado por Madrid. El Partido Regionalista buscó la oportunidad para hacer posible lo que entendíamos era imprescindible para nuestra tierra, conseguidos ya objetivos anteriores.

A lo largo de estos últimos años, todos los pasos han ido encaminados a la consecución de este fin. Nuestro tren ha llegado ya hasta Valladolid. Y se han seguido todos los trámites administrativos necesarios para que rinda viaje a Cantabria. Pero queremos que llegue precisamente por donde interesa prioritariamente a Cantabria que llegue, por más que nos alaben la bondad (que la tiene) de otras alternativas. Lamentablemente, todos conocemos los últimos acontecimientos que nos han vuelto a relegar a la ciudadanía de segunda.


Y llegados a este punto, nos encontramos a quienes hacen oportunismo de la oportunidad. Los mismos que en 2007 ridiculizaron nuestra reclamación, hoy se arrogan el monopolio de su demanda. Los mismos que critican el acto regionalista en Monzón y dos semanas después anuncian liderar la lucha por la alta velocidad. Los mismos que rehusaron apoyar la iniciativa regionalista a favor del AVE y un día después presentan su propia iniciativa con idéntico contenido.

Oportunidad y oportunismo; el mismo origen etimológico, pero muy distinto significado. Lo verdaderamente oportuno (conveniente, puntual, exacto) y muy alejado del oportunismo (que sacrifica los principios a las circunstancias) habría sido que, como hicieran los partidos de las comunidades vecinas nuestras, todos los grupos con representación parlamentaria hubiéramos alcanzado el consenso en este asunto. Las ataduras paralizantes de unos y el ridículo juego político de otros no lo han permitido.

Entretanto, conocidas las intenciones del Ministerio, los regionalistas nos hemos mantenido exactamente en el mismo punto. En las sucesivas iniciativas parlamentarias hemos reclamado lo mismo, con los mismos y contundentes argumentos y sin cambiar el sentido de nuestro voto: a favor del AVE. Aquí no valen “si pero no” ni “yo primer”. Aquí no valen excusas para justificar abstenciones ni circunloquios para envolver los votos en contra.

En definitiva, no podemos permitirnos perder esta oportunidad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Y LLEGÓ LA RED


Como dice Saramago, cada día es un presente; distinto, pero un presente. Hoy es presente y ayer lo fué, como lo será mañana. Parece un enredo, un juego filosófico un poco absurdo. Pero es una realidad con la que necesito contar para tener los pies en el suelo. Para saber que debo vivir cada unos de mis días, cada uno de mis minutos porque los míos sólo los puedo vivir yo. Y son mi presente como lo es de todos los que respiramos al mismo tiempo. Me rebelo contra eso de "en mis tiempos...". Porque mientras estoy aquí, viva, consciente de mi alrededor estoy en mi tiempo.

Sin embargo, hay que admitir que tan cierto como eso es que las cosas, las situaciones, las realidades evolucionan, cambian de forma imparable, a veces a una velocidad de vértigo. Y todos debemos amoldarnos a los nuevos ritmos. No quiero decir doblegarnos, o aceptarlo todo sin más condición, sino adaptar nuestra vida y nuestra concepción de ella a las circunstancias.

Ahora los niños crecen jugando con el ratón como antes lo hacían con los "pinypones". En cambio mi primer ordenador llegó a mis manos cuando hacía tiempo que había dejado de ser niña. Desconocía totalmente el inmenso mundo que habría ante mí aquella pantalla, como si fuera una ventana al universo infinito; pero lo incorporé a mi vida cotidiana con curiosidad y sin dificultad.

Hoy abro esa ventana cada día de par en par porque quiero ver todo lo que hay fuera. No quiero perderme nada de lo que hoy pasa en el mundo. Quiero saberlo para decidir lo que me gusta y lo que no. Quiero participar en lo que pueda cambiar. Quiero hacer crítica o hacer piña y hacerlo con la ilusión de los veinte años y la experiencia que me han dado los veinte siguientes.

Todo ha cambiado, pero éste también es mi tiempo y lo quiero vivir activamente.

miércoles, 12 de mayo de 2010

LLUEVE



Cuando era pequeña solía aplastar mi nariz en el cristal de la ventana cada vez que había tormenta. Me parecía todo un espectáculo observar los impresionantes rayos cayendo aquí y allá, caprichosamente; solía contar los segundos que pasaban hasta que oía el estrépito de los truenos, que me sobrecogían como si fuera el rugido de un gigante mostruoso; y ver admirada como caía el agua, a veces como acariciando y otras golpeando con energía mientras yo, protegida, permanecía seca y al abrigo de la casa caliente.


Ahora, sin embargo, me despierto sobresaltada cuando la tormenta, con todos sus elementos desplegados, hace vibrar las paredes, golpetea en las ventanas e ilumina la habitación por unos instantes. Sigo estando protegida y caliente, como entonces. Pero sin embargo, necesito encogerme como si me hiciera pequeña de nuevo. Sé que no siento frío, que la lluvia no me moja ni los rayos me alcanzan. Pero me siento insegura.
Hago un repaso mental confirmando que toda la familia está a buen recaudo y respiro tranquila. E inmediatamente, inevitablemente, pienso en todos aquellos desafortunados que no tienen una ventana desde la que mirar la tormenta.
Ya no es un espectáculo admirable; el cielo gris, sin luz, pendiendo sobre nuestras cabezas amenazante inunda de melancolía mi ánimo. Por suerte, siempre pienso que el azul brillante se impondrá finalmente para ver las montañas, el horizonte, hasta donde me alcance la vista porque así es siempre, años tras año, estación tras estación. Y es lo que nos da vida: la lluvia y el sol.

lunes, 10 de mayo de 2010

LOS JUZGADOS, LOS JUICIOS Y LOS JUECES



Los juzgados, los juicios y los jueces siempre han sido noticia. Pero últimamente han ido adquiriendo una mayor notoriedad por la relevancia de algunos casos que están en la palestra política y en las portadas de la prensa. Ahí están los casos Matas o Gürtel; el Tribunal Constitucional; el caso (o más bien casos) del Juez Garzón; en Cantabria los casos de derribo o la paralización de la variante de Comillas.



Como todo, hay diferentes criterios y argumentos para cada postura, seguramente fundados. Yo, honestamente, debo confesarme absolutamente lega en la materia, por lo que, a falta de mejor juicio (nunca mejor dicho), procuro aplicar la lógica y el sentido común. Y ambos me llevan a una obviedad: a todos los ciudadanos se les debe conceder la presunción de inocencia en tanto no se pruebe su culpabilidad; los procesos a los que se les someta deben seguirse con todas las garantías del Estado de Derecho; y que, entre los ciudadanos, lógicamente, también se incluyen los jueces que cuentan con los mismos derechos y están obligados a las mismos deberes.



A los juzgadores, por su parte, les es exigible objetividad y rigor en su instrucción así como ponderación en el juicio que debe ajustarse en todo momento a las leyes; y hacerlo limpios de cualquier otra afectación ideológica, religiosa o política, puesto que son los garantes de su cumplimiento.



Creo que esto, como digo, es una obviedad y nadie lo discute. Sin embargo, aunque todos partimos de las mismas premisas cada uno de nosotros llegamos a conclusiones diferentes. No hay más que leer a diario las distintas posturas de unos y de otros, a veces enconadas y agrias. El Juez Garzón es el paradigma de la contradicción entre unas posiciones y otras: víctima de una venganza y persecución o ciudadano sujeto a las leyes sin más trastienda. La demora del Tribunal Constitucional en definir una sentencia definitiva levanta ampollas entre los nacionalistas y los partidos socialista y popular, especialmente por la no renovación de algunos de sus cargos y la ideologización de sus miembros. Las diferencias parecen irreconciliables.



En los casos de Cantabria, las sentencias han despertado desacuerdos más o menos explícitos por el perjuicio económico y social que provocan. Le siguen recursos para la revisión de las sentencias y propuestas para solucionar las irregularidades administrativas que las ocasionaron.



En definitiva de lo que se trata es de que el poder judicial, como pilar fundamental del Estado (junto al legislativo y el ejecutivo) debe actuar, por su propia naturaleza, con objetividad y valorando todas las premisas y condicionantes que entran en juego. Sin embargo, en muchas ocasiones difícilmente pueden sustraerse a presiones de todo tipo y en todos los sentidos, igual que los otros poderes. Y además, cada día con más frecuencia, también está sometido a la crítica y a la opinión pública, por poco que guste ejercer la responsabilidad bajo la lupa de todas las miradas; de igual modo que lo están Gobiernos y Parlamentos.



Como ejercicio humano que es, la justicia no es infalible. Por eso el mismo procedimiento jurídico prevé mecanismos que garantizan la posibilidad de corrección o rectificación en otras instancias.


Con todo esto quiero decir que en todo momento se deben respetar las resoluciones judiciales; que se debe dejar trabajar a la justicia en el ejercicio de su soberanía e independencia. ¡Cómo no!. Pero que también se debe aceptar como normal que los ciudadanos sometidos a ella puedan diferir de su criterio y utilicen todos los medios legales a su alcance para su defensa. Y cuando se trata de sentencias que afectan a colectivos, con mayor motivo porque las consecuencias de sus decisiones son más relevantes. Ello exige que se contemple (como seguramente así es) el bien común como consideración fundamental. Que se encuentre el equilibrio de su símbolo, la balanza, para que el edificio se mantenga sólido.

sábado, 20 de marzo de 2010

YO ME CONFIESO


Si hay algo que se aprende con los años es a conocerse e incluso a aceptarse. No es fácil. La reflexión sobre uno mismo exige un esfuerzo de sinceridad y de humildad muy costoso aunque necesario. Ser capaces de vernos desnudos, sin adornos, tal como somos en verdad. Y también valorar lo que queremos ser. Yo, lo confieso, lo he hecho y no siempre me ha gustado.

Cuántas veces he aceptado como merecido lo mucho que la vida me regalaba. Por simple vanidad.

Cuántas veces he confundido halagos con admiración. Por simple vanidad.

Cuántas veces he creído injusta una derrota cuando era sólo resultado de mi incapacidad. Por simple vanidad.

Ahora sé que mucho de lo que tengo y de lo que soy en realidad no me pertenece. Sólo es resultado del destino, de oportunidades, del entorno. Destino caprichoso, oportunidades aprovechadas y entorno favorable.

Ahora soy consciente de la fortuna y del infortunio; de la miseria humana y de su grandeza; del engaño y de la franqueza.

Ahora veo que puede ser complejo lo que parecía sencillo y no entender nada de lo que suponía transparente.

Ahora me conozco más. Porque, despacito, voy abandonando la vanidad de creerme mejor, más valiosa, con más derecho.

Me sigo equivocando; pero me cuesta menos rectificar

Me sigue doliendo la mentira; pero me ayuda a encontrar la verdad

Me sigo sintiendo fuerte y capaz; pero sabiendo que soy vulnerable

Y lo mejor de todo es que sigo soñando; sigo creyendo en la vida y en mí.


viernes, 12 de marzo de 2010

VIVA LA MUSICA


No entiendo de música; como no entiendo de arte. No sé transformar en melodía los signos sobre el pentagrama. No soy especialista en corrientes musicales, ni en músicos. Aunque admiro a los que saben leer partituras y transformarlo en una composición armónica; como admiro a los que crean a partir de un lienzo blanco o de un bloque de mármol.

Sólo me queda disfrutar.... disfrutar cantando con los que cantan mientras conduzco; o emocionándome mientras me recreo con el aria de una ópera; o dando saltos sumergida en la euforia de un concierto en vivo; o creyendo la escena de una película con una banda que la hace real.

La música nos acompaña en nuestra vida. Hay música generacional, que identifica a los que siguen su estilo y sus autores; hay música de raíz, que distingue la tradición de los pueblos hasta convertirse en su misma esencia; hay música atemporal, de genios inigualables que nacieron con la fortuna de hacer vibrar así pasen años y siglos. Hay canciones de amor y de guerra; de cuna y de funeral.

La música es el ambiente de muchos momentos. Endulza, emociona, entristece, excita, enardece, serena...Con una canción amamos, recordamos, soñamos, lloramos. Nos hace sentir de mil maneras diferentes y mil músicas parecen estar detrás de la misma melodía según quién la escucha.

La música está en nosotros. La música está en mí. Y yo la disfruto
Para mi amiga E. cuyo amor por la música la ayuda en los malos momentos

miércoles, 3 de marzo de 2010

SU MAJESTAD EL PACTO


Hace unas semanas todos nos sorprendíamos con un gesto del Rey D. Juan Carlos invitando a la Zarzuela a los representantes sindicales. Todos nos preguntamos a qué se debía ese hecho tan poco habitual en un rey como el nuestro que, por imperativo constitucional y creo que por convicción, siempre se mantiene al margen del día a día de la gestión del Gobierno. Nos tiene más bien acostumbrados a enviar puntuales mensajes en su discurso navideño y también en algunos foros de especial relevancia. Y poco más.

Su llamada al diálogo y al consenso en las difíciles circunstancias actuales se habían repetido en los últimos tiempos hasta llegar a la insistencia. Pero la cita de la Zarzuela sonaba más bien a puñetazo en la mesa.


Pero hete aquí que surge "estosololoarreglamosentretodos.org", una web que intenta aglutinar a todos aquellos que se han puesto en marcha para inspirar confianza en nuestras posibilidades, en nuestro futuro y hacerlo entre todos. Una idea que surge de abajo hacia arriba y se extiende desde los medios de comunicación como un sunami. En realidad, aunque sea una iniciativa de las cámaras de comercio, entre otras instituciones, no hace sino relejar una idea, más bien un clamor popular, compartido por la inmensa y abrumadora mayoría de los ciudadanos.


Entre uno y otros parece haberse formado una pinza que ha obligado al Gobierno al Gobierno a plantear (al menos a plantear) un pacto entre partidos, sindicatos y empresarios. Una propuesta así exige a todos los partidos a mantener las formas y sentarse a hablar, unos con más interés que otros; unos con más sinceridad que otros. Su éxito será directamente proporcional a la generosidad de todos los participantes. Una generosidad política que sea capaz de apartar no tanto las rencillas y diferencias cuanto las tentaciones de oportunismo político. ¿Es pedir mucho?. Creo que no, al menos no es pedir mucho que haya voluntad de paacto como primera condición indispensable.


Cosa diferente es que el resultado del acuerdo, descendiendo al terreno de las medidas concretas, sea efectivo y adecuado para conseguir lo que se persigue: frenar la crisis y sus dañinos efectos para reactivar la economía. Las estrategias propuestas por unos y otros serán, obviamente, diferentes; pero eso es algo consustancial al sistema democrático de partidos. Y eso no debe desanimarnos ni apartarnos del propósito principal. Antes al contrario, debe ser el motor que mueva el pacto: ceder todos para ganar todos. Y por ganar no quiero decir ganar votos ni ganar apoyos políticos, que casi siempre son coyunturales. Sólo con el acuerdo se consigue que todos rememos en la misma dirección, sumemos esfuerzos y nos sintamos en el mismo barco, partícipes de un objetivo colectivo, que nos es otro que España.



martes, 23 de febrero de 2010

MI TIERRA






Es azúcar y sal; es arena y nieve; es flor y roca; es luz y tormenta.
¿Locura?¿Pasión? No....o quizás sí.

No es extraordinario que uno se sienta arraigado a su entorno; le es familiar y querido. Pero, a veces, se da una simbiosis especial, un sentimiento más profundo, como un cordón umbilical que le vincula por siempre a su tierra.


No significa que sea imposible admirar otros paisajes, apreciar y disfrutar otros lugares, cercanos o remotos. No es contradictorio y tampoco incompatible. El gusto por viajar y conocer otras tierras tiene mucho que ver con la razón, con el deseo de aproximarse a lo desconocido. Pero el amor a la tierra brota del corazón.


Me gusta recorrer cualquiera de sus rincones, tan distintos. Admirar los verdes de prados y montes, siempre vivos y frondosos. Y, desde lo alto de un acantilado, contemplar un mar tan pronto sereno como bravo que lame la roca como si fuera suya. Adentrarme en los desfiladeros que cierran el horizonte como si llegara al fin de la tierra para, de pronto, abrirse a un valle pacífico y acogedor. Pasear lentamente por la arena, clara y suave, casi dulce, de playas recoletas, olvidadas, donde te sientes refugiado y protegido. Bordear el agua de rios siempre locos que corren sinuosos en busca de laderas menos pindias donde encontrar la calma. Y entrar en las cuevas que nuestra geología convirtió en cobijo para sus gentes, mi gente. Y quedarme boquiabierta con lo que sintieron y plasmaron hace mucho, mucho tiempo en las paredes frias y oscuras de las cavernas. Disfrutar de una comida sencilla, sabrosa, maternal, en un pueblo escondido detrás de cualquier curva de la carretera, mientras hueles el humo de la leña y observas las caras de los jugadores de mus fente a tu mesa.


¿Cómo no amar una tierra así?. ¿Cómo no sentir pasión por ella?¿Cómo no desear abrir la ventana y respirar su aire? ¿Cómo no querer ser parte de ella?

sábado, 13 de febrero de 2010

AMANECER JUNTOS


Desde aquel día en que recogió su guante caído al pié del tranvía no había podido olvidar aquellos ojos. Unos ojos que le habían dado las gracias, le habían sonreído, le habían enamorado.
Volvió a diario a aquel lugar, a aquella hora, esperando volver a encontrarlos y disfrutar de su brillo y su profundidad. Tuvo que servirse de su paciencia y tesón porque tardó mucho en conseguirlo. Cuando volvió a verla, con su abrigo gris y los mismos guantes negros, no se dejó vencer por la timidez. Se dirigió a ella con La seguridad y el aplomo que sólo los grandes sentimientos impulsan. Y logró ver de nuevo la sonrisa en aquellos ojos.
No fue fácil. Pero a partir de ese momento cada día su amanecer era su mirada. Muchos amaneceres; muchas miradas, unas veces brillantes, otras llenas de lágrimas.
Ahora él seguía teniendo su mirada, perdida en algún lugar lejano, desconocido. No era aquella que vió salir del tranvía. Ella no sabía quién era el que la ayudaba a caminar, el que le daba de comer y le ponía la ropa. Ella no sabía qué nombre darle a aquel hombre que seguía cogiendo su mano por la noche.
Pero su mirada seguía siendo, para él, su amanecer.