jueves, 9 de septiembre de 2010

¿LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?



Después de tantos años de experiencia, de triste experiencia, padeciendo el terrorismo a nadie le puede extrañar que nos mostremos unánimemente escépticos respecto al mensaje de ETA.



A estas alturas de la democracia, el terrorismo ha ido perdiendo los escasos apoyos con que contaba a nivel internacional; sus asimilados en otros países, como el IRA en Irlanda del Norte, hace tiempo que abandonaron las armas e incluso comparten gobierno.



En España sus bases sociales y políticas se han ido reduciendo y debilitando al tiempo que algunos han reflexionado seriamente sobre la “utilidad” política de tanta sangre. Además, apartarles de las administraciones e instituciones les ha resultado muy doloroso y ha dejado patente la contradicción de querer participar en un sistema democrático que critican y no reconocen.



Muchos de los presos más veteranos y significativos desde el punto de vista ideológico se han mostrado públicamente partidarios del abandono de la violencia.



Los distintos Gobiernos de España han trabajado el apoyo internacional tanto a nivel político como policial; apoyo absolutamente imprescindible para el éxito de la lucha antiterrorista y que se ha logrado sin fisuras y con notables resultados en los últimos años.



Las nuevas generaciones de militantes terroristas, nutridas de la lucha callejera se han convertido en unos mercenarios de la violencia carentes de la preparación de otros tiempos, lo que ha permitido que los logros policiales sean cada vez más frecuentes.



Posiblemente el resultado de todos estos factores haya llevado primero a los batasunos y después a los etarras (o quizás la mismo tiempo y de mutuo acuerdo) a hacer públicos los respectivos documentos que hemos conocido en las últimos días; esas “tesis doctorales” de politología con frases tan grandilocuentes como manidas a las que nos tienen tan acostumbrados los unos y los otros.



Como digo, nadie le ha dado credibilidad al mensaje. Los precedentes nos han enseñado mucho a este respecto a los españoles. Sin embargo, el hecho de que se plantee la posibilidad de que alguien de este mundo oscuro empiece a preguntarse el sinsentido de buscar un objetivo político con tanta muerte, ya es un avance.


Está claro que no caben relajaciones; la Policía, la Guardia Civil, el CNI, la Eztaintza, la Gendarmería deben mantener el mismo nivel de alerta y el mismo ritmo de trabajo antiterrorista. Creo que hay absoluto consenso en esto. Pero espero que la sospecha que algunos han lanzado sobre la presión de los nacionalistas al Gobierno para apoyar los Presupuestos Generales de 2011 no tenga ninguna relación con este asunto. Puedo entender que un grupo político “utilice” sus votos para conseguir sus objetivos ideológicos, presionando al Gobierno nacional en beneficio de su región. Quizás no es solidario pero lo entiendo. Pero en lo concerniente a ETA y sus acólitos no cabe lugar a presiones, ni canjes, ni transigencias. La proximidad de las elecciones municipales y la presencia de batasunos en ellas no puede ser una tentación. Ya la vivimos en tiempos pasados y no nos llevó a nada bueno.

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