sábado, 20 de marzo de 2010

YO ME CONFIESO


Si hay algo que se aprende con los años es a conocerse e incluso a aceptarse. No es fácil. La reflexión sobre uno mismo exige un esfuerzo de sinceridad y de humildad muy costoso aunque necesario. Ser capaces de vernos desnudos, sin adornos, tal como somos en verdad. Y también valorar lo que queremos ser. Yo, lo confieso, lo he hecho y no siempre me ha gustado.

Cuántas veces he aceptado como merecido lo mucho que la vida me regalaba. Por simple vanidad.

Cuántas veces he confundido halagos con admiración. Por simple vanidad.

Cuántas veces he creído injusta una derrota cuando era sólo resultado de mi incapacidad. Por simple vanidad.

Ahora sé que mucho de lo que tengo y de lo que soy en realidad no me pertenece. Sólo es resultado del destino, de oportunidades, del entorno. Destino caprichoso, oportunidades aprovechadas y entorno favorable.

Ahora soy consciente de la fortuna y del infortunio; de la miseria humana y de su grandeza; del engaño y de la franqueza.

Ahora veo que puede ser complejo lo que parecía sencillo y no entender nada de lo que suponía transparente.

Ahora me conozco más. Porque, despacito, voy abandonando la vanidad de creerme mejor, más valiosa, con más derecho.

Me sigo equivocando; pero me cuesta menos rectificar

Me sigue doliendo la mentira; pero me ayuda a encontrar la verdad

Me sigo sintiendo fuerte y capaz; pero sabiendo que soy vulnerable

Y lo mejor de todo es que sigo soñando; sigo creyendo en la vida y en mí.


viernes, 12 de marzo de 2010

VIVA LA MUSICA


No entiendo de música; como no entiendo de arte. No sé transformar en melodía los signos sobre el pentagrama. No soy especialista en corrientes musicales, ni en músicos. Aunque admiro a los que saben leer partituras y transformarlo en una composición armónica; como admiro a los que crean a partir de un lienzo blanco o de un bloque de mármol.

Sólo me queda disfrutar.... disfrutar cantando con los que cantan mientras conduzco; o emocionándome mientras me recreo con el aria de una ópera; o dando saltos sumergida en la euforia de un concierto en vivo; o creyendo la escena de una película con una banda que la hace real.

La música nos acompaña en nuestra vida. Hay música generacional, que identifica a los que siguen su estilo y sus autores; hay música de raíz, que distingue la tradición de los pueblos hasta convertirse en su misma esencia; hay música atemporal, de genios inigualables que nacieron con la fortuna de hacer vibrar así pasen años y siglos. Hay canciones de amor y de guerra; de cuna y de funeral.

La música es el ambiente de muchos momentos. Endulza, emociona, entristece, excita, enardece, serena...Con una canción amamos, recordamos, soñamos, lloramos. Nos hace sentir de mil maneras diferentes y mil músicas parecen estar detrás de la misma melodía según quién la escucha.

La música está en nosotros. La música está en mí. Y yo la disfruto
Para mi amiga E. cuyo amor por la música la ayuda en los malos momentos

miércoles, 3 de marzo de 2010

SU MAJESTAD EL PACTO


Hace unas semanas todos nos sorprendíamos con un gesto del Rey D. Juan Carlos invitando a la Zarzuela a los representantes sindicales. Todos nos preguntamos a qué se debía ese hecho tan poco habitual en un rey como el nuestro que, por imperativo constitucional y creo que por convicción, siempre se mantiene al margen del día a día de la gestión del Gobierno. Nos tiene más bien acostumbrados a enviar puntuales mensajes en su discurso navideño y también en algunos foros de especial relevancia. Y poco más.

Su llamada al diálogo y al consenso en las difíciles circunstancias actuales se habían repetido en los últimos tiempos hasta llegar a la insistencia. Pero la cita de la Zarzuela sonaba más bien a puñetazo en la mesa.


Pero hete aquí que surge "estosololoarreglamosentretodos.org", una web que intenta aglutinar a todos aquellos que se han puesto en marcha para inspirar confianza en nuestras posibilidades, en nuestro futuro y hacerlo entre todos. Una idea que surge de abajo hacia arriba y se extiende desde los medios de comunicación como un sunami. En realidad, aunque sea una iniciativa de las cámaras de comercio, entre otras instituciones, no hace sino relejar una idea, más bien un clamor popular, compartido por la inmensa y abrumadora mayoría de los ciudadanos.


Entre uno y otros parece haberse formado una pinza que ha obligado al Gobierno al Gobierno a plantear (al menos a plantear) un pacto entre partidos, sindicatos y empresarios. Una propuesta así exige a todos los partidos a mantener las formas y sentarse a hablar, unos con más interés que otros; unos con más sinceridad que otros. Su éxito será directamente proporcional a la generosidad de todos los participantes. Una generosidad política que sea capaz de apartar no tanto las rencillas y diferencias cuanto las tentaciones de oportunismo político. ¿Es pedir mucho?. Creo que no, al menos no es pedir mucho que haya voluntad de paacto como primera condición indispensable.


Cosa diferente es que el resultado del acuerdo, descendiendo al terreno de las medidas concretas, sea efectivo y adecuado para conseguir lo que se persigue: frenar la crisis y sus dañinos efectos para reactivar la economía. Las estrategias propuestas por unos y otros serán, obviamente, diferentes; pero eso es algo consustancial al sistema democrático de partidos. Y eso no debe desanimarnos ni apartarnos del propósito principal. Antes al contrario, debe ser el motor que mueva el pacto: ceder todos para ganar todos. Y por ganar no quiero decir ganar votos ni ganar apoyos políticos, que casi siempre son coyunturales. Sólo con el acuerdo se consigue que todos rememos en la misma dirección, sumemos esfuerzos y nos sintamos en el mismo barco, partícipes de un objetivo colectivo, que nos es otro que España.