miércoles, 23 de junio de 2010

HOY PUEDE SER UN GRAN DIA


En realidad no nos damos cuenta. No somos conscientes de lo grandes que son las pequeñas cosas.

Disfrutar de un día luminoso después de tanta lluvia; tomar un buen helado cuando aprieta la sed; mirar la grandeza de un peñasco rasgando soberbio el cielo; la brisa dando el primer color a nuestra cara; cantar desentonadamente la música que nos devuelve al pasado; reir a carcajadas hasta llorar; saborear una buena carne; pasear, sin prisa, tranquilamente.

En realidad no nos damos cuenta. No somos conscientes de lo grandes que son las pequeñas cosas.

Y se hacen más grandes, mucho más grandes, si tenemos con quien disfrutarlas, con quien compartirlas. Si tenemos momentos comunes, historias comunes, recuerdos comunes. Si vemos alegría en sus ojos, una sonrisa en su boca, serenidad en su rostro, satisfacción en su compañía. Y nosotros por eso estamos más alegres, más sonrientes, más serenos, más satisfechos.

Tenemos que vivir las pequeñas cosas; porque las grandes, muchas veces, no se viven, sólo se sueñan.

miércoles, 16 de junio de 2010

EL TELÉFONO


No lo podía evitar. A cada rato miraba la pantalla de su teléfono esperando el zumbido de llamada o mensaje.

Después de su intervención, impecable, profesional como siempre, su mente había volado lejos de aquella sala. Sus ojos fijos en el móvil; sus dedos moviendo compulsivamente la pluma.

Su extraño silencio había llamado la atención de su jefe, que escudriñaba a su pupilo intentando descubrir el misterio. El murmullo general al finalizar la reunión le devolvió a la realidad. Tan pronto todos abandonaron la sala de reuniones, él volvió a su despacho buscando la soledad que le permitía alejarse de aquel lugar que ahora le resultaba hostil. La soledad que le permitía evadirse y rememorar las escenas de aquel encuentro.

Y se preguntaba por qué. Qué le estaba pasando. Por qué su estable vida, sin sobresaltos, sin fracasos ni carencias le parecía ahora tan vacía.

Nada de lo que le rodeaba le resultaba gratificante; salvo recordar el momento en que la descubrió. Le abrumaban mil preguntas y todas ellas entorno a ella.

Qué hacer para no mirar el teléfono sin sentir la angustia de no tener noticias. Cómo controlar lo incontrolable. Cómo volver atrás, a su cómoda vida anterior. Cómo apartar de su mente aquella silueta abandonando el lugar donde su tiempo y el de ella coincidieron. Cómo atrapar un segundo para hacerlo eterno....

Y el teléfono sonó.

viernes, 11 de junio de 2010

PERDÓN POR HABLAR DE POLÍTICA: OPORTUNIDAD Y OPORTUNISMO




Está claro que ahora o nunca; éste es el momento: el momento del AVE. Porque así lo prevé el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes del Ministerio de Fomento. Porque todas las Comunidades o cuentan con él o lo tienen a las puertas. Y porque es fundamental disponer de esta infraestructura para el desarrollo económico de nuestro país. Por todo eso, la reclamación del AVE a Cantabria es indudablemente oportuna.


La banda sonora de la campaña electoral del Partido Regionalista fue el tren. Y no nos costó pocos chascarrillos que digamos. Como tantas otras veces, nuestra reivindicación al grito de “queremos tren” fue motivo de mofa para muchos. Y llegados al momento de la negociación, fue la pieza clave del acuerdo de Gobierno con el Partido Socialista de Cantabria, ratificado por Madrid. El Partido Regionalista buscó la oportunidad para hacer posible lo que entendíamos era imprescindible para nuestra tierra, conseguidos ya objetivos anteriores.

A lo largo de estos últimos años, todos los pasos han ido encaminados a la consecución de este fin. Nuestro tren ha llegado ya hasta Valladolid. Y se han seguido todos los trámites administrativos necesarios para que rinda viaje a Cantabria. Pero queremos que llegue precisamente por donde interesa prioritariamente a Cantabria que llegue, por más que nos alaben la bondad (que la tiene) de otras alternativas. Lamentablemente, todos conocemos los últimos acontecimientos que nos han vuelto a relegar a la ciudadanía de segunda.


Y llegados a este punto, nos encontramos a quienes hacen oportunismo de la oportunidad. Los mismos que en 2007 ridiculizaron nuestra reclamación, hoy se arrogan el monopolio de su demanda. Los mismos que critican el acto regionalista en Monzón y dos semanas después anuncian liderar la lucha por la alta velocidad. Los mismos que rehusaron apoyar la iniciativa regionalista a favor del AVE y un día después presentan su propia iniciativa con idéntico contenido.

Oportunidad y oportunismo; el mismo origen etimológico, pero muy distinto significado. Lo verdaderamente oportuno (conveniente, puntual, exacto) y muy alejado del oportunismo (que sacrifica los principios a las circunstancias) habría sido que, como hicieran los partidos de las comunidades vecinas nuestras, todos los grupos con representación parlamentaria hubiéramos alcanzado el consenso en este asunto. Las ataduras paralizantes de unos y el ridículo juego político de otros no lo han permitido.

Entretanto, conocidas las intenciones del Ministerio, los regionalistas nos hemos mantenido exactamente en el mismo punto. En las sucesivas iniciativas parlamentarias hemos reclamado lo mismo, con los mismos y contundentes argumentos y sin cambiar el sentido de nuestro voto: a favor del AVE. Aquí no valen “si pero no” ni “yo primer”. Aquí no valen excusas para justificar abstenciones ni circunloquios para envolver los votos en contra.

En definitiva, no podemos permitirnos perder esta oportunidad.