martes, 13 de julio de 2010

ESTAMOS CON LA ROJA


Desde todos los rincones de España y muchos del mundo, con el mismo entusiasmo y el mismo ímpetu, casi unánimemente, se grita: ¡Estamos con la Roja!. Ha sido una enorme alegría. Estamos más acostumbrados a la resignación que a la celebración. Pero cuando toca ésta, lo hacemos a lo grande. Lo vimos ayer con el recibimiento a la selección española que nos traía desde el continente africano cinco kilos de oro que saben a gloria.



Se ha dicho todo lo que se puede decir sobre el efecto de cohesión que ha supuesto este campeonato. Nos ha devuelto la ilusión, nos ha confraternizado entorno a una bandera que, siendo de todos, no lo parecía. Ha entronizado a un equipo de jóvenes que han hecho piña y han puesto sus virtudes al servicio de un objetivo colectivo. En fin, todo esto se ha dicho y estoy segura de que se seguirá diciendo durante mucho tiempo. Porque nunca lo habíamos logrado antes y eso le da un valor añadido.



De lo que no estoy tan segura es de si somos capaces de extraer la moraleja de todo esto. Debiéramos reflexionar un momento sobre la clave del éxito de este equipo Un equipo plagado de grandes jugadores que han antepuesto el objetivo del grupo a sus intereses individuales; que han sabido recomponerse tras el fracaso y perseverar en el esfuerzo; que han trabajo conociendo sus virtudes y reconociendo las ajenas con la humildad necesaria para superarlas; que han ejercido un juego limpio sin trampas ni atajos, sino con esfuerzo y disciplina.



Todo esto debiéramos extrapolarlo a nuestro país y nuestra situación. La casualidad ha querido que coincidiera en el tiempo con los exacerbados enfados nacionalistas del “no te junto” al que debemos responder con la Constitución; y con una situación económica de una gravedad sin precedentes a la que debemos responder con sacrificio y esfuerzo. Porque está demostrado: juntos podemos ganar el Campeonato del Mundo.