jueves, 10 de enero de 2013

AUSTERIDAD EN REVISIÓN


“En Europa, por cada euro no gastado  o gravado de más, se han destruido 1,5 euros de actividad”. Eso es lo que dice el último informe de Blanchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional. “Errores en las previsiones de crecimiento y multiplicadores fiscales”. “Subestimaron el impacto que las políticas de austeridad aconsejadas producirían en el nivel de paro, el consumo privado y la inversión”. Eso dicen.

"Los planes de austeridad a ultranza están resultando contraproducentes” y hay que apostar por políticas de expansión de los países centrales "porque sin crecimiento no se puede devolver la deuda" . Así lo señala un informe de ESADE que prevé una caída de la economía española de un punto y un aumento del paro por encima del 25% para 2013. Eso dicen.

En Cantabria somos paradigmas de esa austeridad a ultranza. Nos hemos convertido en los alumnos aventajados de la lucha contra el déficit a toda costa. “A toda costa” significa a costa de la inversión, a costa de los recortes, de los parados, de los funcionarios, de los estudiantes, de los pensionistas....En definitiva, a costa de que la economía esté hundida en la recesión y en una parálisis que se manifiesta en cifras negativas de todas indicadores.

El ejemplo más evidente de todos se publicó en el Boletín de Cantabria el día 19 de Diciembre. En esa fecha se conoció el informe del interventor de la Comunidad que señala la ejecución del presupuesto de 2012 a 30 de noviembre. Las partidas destinadas a personal y gastos corrientes (incluídas las transferencias para esos gastos) se han ejecutado entre el 91% y el 76%. En cambio de todas las partidas dirigidas a inversión y transferencias de capital (también para inversión) se han quedado en un 47% y un 36% respectivamente.

Esto tiene  dos lecturas: el Gobierno, como gestor de políticas, ha puesto el piloto automático y funciona solo como pagador de lo imprescindible: el personal, la luz, el agua, las comunicaciones....Y además no parece que haya supuesto ahorro en esos conceptos.  Pero en cambio sobre aquellas políticas generadoras de actividad y riqueza se ha quedado a menos de la mitad. Y eso respecto a un presupuesto que ya era cicatero en todo lo referente a inversiones.

Si entramos al detalle aún es más deprimente y demoledor: del presupuesto destinado a I+D+i se ha ejecutado el 12%; del dinero destinado a Industria se ha ejecutado un 34,56%; para Vivienda y edificaciones se ha gestionado un 54,6%; para Fomento al empleo, un 67%.

Con estas cifras no es de extrañar que nos encontremos con otras que son su consecuencia:  la producción industrial cae en todos los sectores, la licitación, cae, la compraventa de vivienda cae, la cifra de negocio de los servicios cae. Lo único que sube es el índice de precios y el número de parados. Ya son 56.341, y la mitad de ellos no cobran ningún tipo de subsidio.

Parece evidente que cuando se toman decisiones con una determinada finalidad y se consigue todo lo contrario a lo que se persigue, las decisiones deben revisarse porque no son acertadas. De “perogrullo”. Pues no. Nuestro Gobierno no parece ni siquiera hacer esa reflexión porque los presupuestos aprobados para 2013 van en la misma línea que el anterior. Y para más abundamiento, ya nos han advertido que se modificarán a lo largo del año (algo que ya suponíamos). Esa modificación seguramente repetirá los males de 2012; es decir, se destinará a pagar a funcionarios y gastos corrientes y nos quedaremos a medio gas en la inversión que ya estaba reducida a cifras de hace veinte años. Y las consecuencias, por tanto, también serán las mismas.

¿Cuántos parados más, cuántos ERE’s más, cuántos negocios cerrados más se necesitan?. ¿A qué cifras tendremos que llegar para que se rectifique el error?

Hace un par de días vi una película, bastante mala, por cierto, pero en la que se dijo una frase realmente interesante: "o sea, que hay que destruir para reconstruir, ¿no?. Pero....¿eso funcionara?" - se preguntaba uno de los personajes. "Lleva funcionando miles de años"- dijo el otro.

         

miércoles, 9 de enero de 2013

LOS PECADOS CAPITALES DE LA POLITICA


Intolerancia, corrupción e incompetencia. Estos son los pecados de  la clase política española que la sociedad arrastra como bolas de preso atadas al tobillo. Son males que no están generalizados pero cuando se  producen combinados y en tiempos difíciles tienen consecuencias  profundamente dañinas para el país en su conjunto.

La mayoría absoluta tendrá algunas ventajas (no siempre las encuentro) pero tiene un gran defecto. Y es que tiende a la arrogancia y la prepotencia de sus poseedores. Y esas son posturas difícilmente compatibles con la capacidad de negociar y de acordar que la ciudadanía y el sentido común consideran necesarias en los tiempos actuales.  Se instala la intolerancia.

La picaresca en algunos casos, la ambición sin  escrúpulos en otros y directamente las corruptelas en  muchos de ellos han convertido a la clase política en una especie de enemigo de la ciudadanía,  muy lejos del servicio público que debe presidir toda acción política.  En España hay en torno a trescientos procesos abiertos a cargos públicos por algún tipo delito. Se extiende la corrupción

Los graves problemas que esta sufriendo la economía y que trascienden a la sociedad en forma dolorosa, con incremento de pobreza, perdida de derechos y mayores desigualdades no acaban de encontrar solución donde necesariamente deben tenerla que es en los Gobiernos.  La sociedad percibe la situación como fruto de una incapacidad política para dar salida a sus problemas, cada día más acuciantes. Se manifiesta la incompetencia.

En una situación critica como la que vivimos estos pecados son percibidos si cabe con mayor gravedad. En cuestiones vitales para un país como la recuperación económica, el sistema educativo y sanitario, la financiación y la fiscalidad,  la estructura del Estado....los acuerdos entre  los partidos políticos no sólo son aconsejables sino imprescindibles si se quieren resultados sólidos y duraderos.  Que los ciudadanos vean en los responsables políticos limpieza, compromiso, responsabilidad y honestidad es absolutamente necesario para ganarse respeto y credibilidad.  Pero ademas deben ser capaces de defender los intereses de los ciudadanos a los que se deben; que haya una correspondencia entre lo que se ofrece y lo que se ejecuta, por encima de presiones, réditos políticos, intereses de partido o influencias de cualquier otro tipo:  el bienestar del país debe ser el principal objetivo. Y ese bienestar es incompatible con la intolerancia, la corrupción y la incompetencia.

Los partidos que gobiernan, tanto a nivel regional como nacional, deben ser los gerentes no sólo de la economía sino también de esta "regeneración ideológica". Sólo cuando se reconozcan esos pecados y se haga propósito de enmienda los políticos dejaremos  de ser un problema para empezar a ser la solución. Sólo entonces se comenzará a iluminar el final de túnel.