miércoles, 3 de marzo de 2010

SU MAJESTAD EL PACTO


Hace unas semanas todos nos sorprendíamos con un gesto del Rey D. Juan Carlos invitando a la Zarzuela a los representantes sindicales. Todos nos preguntamos a qué se debía ese hecho tan poco habitual en un rey como el nuestro que, por imperativo constitucional y creo que por convicción, siempre se mantiene al margen del día a día de la gestión del Gobierno. Nos tiene más bien acostumbrados a enviar puntuales mensajes en su discurso navideño y también en algunos foros de especial relevancia. Y poco más.

Su llamada al diálogo y al consenso en las difíciles circunstancias actuales se habían repetido en los últimos tiempos hasta llegar a la insistencia. Pero la cita de la Zarzuela sonaba más bien a puñetazo en la mesa.


Pero hete aquí que surge "estosololoarreglamosentretodos.org", una web que intenta aglutinar a todos aquellos que se han puesto en marcha para inspirar confianza en nuestras posibilidades, en nuestro futuro y hacerlo entre todos. Una idea que surge de abajo hacia arriba y se extiende desde los medios de comunicación como un sunami. En realidad, aunque sea una iniciativa de las cámaras de comercio, entre otras instituciones, no hace sino relejar una idea, más bien un clamor popular, compartido por la inmensa y abrumadora mayoría de los ciudadanos.


Entre uno y otros parece haberse formado una pinza que ha obligado al Gobierno al Gobierno a plantear (al menos a plantear) un pacto entre partidos, sindicatos y empresarios. Una propuesta así exige a todos los partidos a mantener las formas y sentarse a hablar, unos con más interés que otros; unos con más sinceridad que otros. Su éxito será directamente proporcional a la generosidad de todos los participantes. Una generosidad política que sea capaz de apartar no tanto las rencillas y diferencias cuanto las tentaciones de oportunismo político. ¿Es pedir mucho?. Creo que no, al menos no es pedir mucho que haya voluntad de paacto como primera condición indispensable.


Cosa diferente es que el resultado del acuerdo, descendiendo al terreno de las medidas concretas, sea efectivo y adecuado para conseguir lo que se persigue: frenar la crisis y sus dañinos efectos para reactivar la economía. Las estrategias propuestas por unos y otros serán, obviamente, diferentes; pero eso es algo consustancial al sistema democrático de partidos. Y eso no debe desanimarnos ni apartarnos del propósito principal. Antes al contrario, debe ser el motor que mueva el pacto: ceder todos para ganar todos. Y por ganar no quiero decir ganar votos ni ganar apoyos políticos, que casi siempre son coyunturales. Sólo con el acuerdo se consigue que todos rememos en la misma dirección, sumemos esfuerzos y nos sintamos en el mismo barco, partícipes de un objetivo colectivo, que nos es otro que España.



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