viernes, 11 de abril de 2014

NUBES EN EL CIELO II

Cuando me encontré con "su" mirada todo se agolpó en mi cabeza: imágenes furtivas, sonrisas, caricias y su olor. El olor de sus tostadas entre las sábanas; el olor de sus besos de madrugada; el olor de sus dedos entre mi pelo. 


Eso que dices que "lo que sucede conviene" es verdad. Es mejor que no puedas venir. Yo he hecho como siempre: escribir, llorar, hablar de frivolidades, callar y seguir adelante. Ave Fénix.

Aquellos dos días en la montaña habían sido toda una vida. Me habían devuelto a la vida. Nada existía a nuestro alrededor más que aquella habitación y lo que se alcanzaba a ver por la ventana. 
Cosquillas en la espalda, los dedos rizando el pelo, dos besos en el lóbulo, caricias en el cuello y me duermes. Luego me giras, de lado y respiras en mi nuca...Al rato me separo, lentamente, para dormir tranquila. Me acurruco en una esquina, no ocupo mucho sitio. No me muevo. No hago ruido...es como si no estuviera. Esperas que me duerma profundamente  y comienzas a viajar por mi espalda. Tu sonríes y me susurras "soy un explorador por el mapamundi de tu espalda". Te das la vuelta y ... a dormir! mientras dices "Duérmete, cariño. Que sueñes con estrellas fugaces que conceden deseos".

¿Dónde quedó aquello?. ¿En un rincón de mi memoria, dándome vida gota a gota en el recuerdo o matándome golpe a golpe en la nostalgia?

Esos ojos estaban frente a mí de nuevo, clavando su intensidad en los míos sin saber hasta dónde de profundo era el dolor o la pena o la rabia o la esperanza.



1 comentario:

Me llaman de todo.. dijo...

Doña, no deberías dejar de escribir.. Se te da muy bien.
Un beso desde los madriles