miércoles, 6 de noviembre de 2013

MAÑANA NO RECORDARÁS NADA. Parte III

Estaba sentada en un banco del parque frente a mi casa. Sólo con levantar ligeramente la cabeza podía ver mi balcón, donde me asomo para respirar la mañana y recuperar la presencia en el mundo. Cerca, los niños jugaban ajenos a mi, al resto de habitantes alrededor, ocupados sólo en reír, moverse, aprender nuevas sensaciones. De mi bolso saqué un pequeño cuaderno elaborado artesanalmente que me había regalado una amiga hacía unos meses. Blancas; sus hojas estaban blancas, deshabitadas, inexpresivas. Entonces decidí dejarme llevar para que mi mano dibujara un nuevo paisaje con los bosques, las playas, las praderas de mi pensamiento, de mi alma abierta. 

"Me siento atrapada. Atrapada en unas circunstancias que no me son hostiles pero que me ahogan. En realidad no son las circunstancias sino cómo las vivo yo: con insatisfacción, con recelo, a veces incluso con angustia. ¿Por qué ahora las veo tan lejos de mi vida si forman parte de ella?. Todo se ha ido desmoronando en mi interior en silencio, sigilosamente, sin apenas percibirlo hasta que, de repente, me ha aporreado la puerta. 
Necesito tiempo y serenidad para recolocar las piezas de este puzzle y volver a verlo como un todo donde cada una encaja en su lugar. No es la primera vez. Hasta ahora siempre he salido victoriosa de esa sensación de estar fuera de lugar y de tiempo; de haber fracasado en el éxito....igual el éxito no era un fin sino un medio y no lo entendí. Igual mi objetivo es el reto continuo, imponerme metas y conseguirlas para volver a empezar....Por eso esta sensación de vacío, de necesitar un cambio de todo lo que he perseguido y he conseguido. No lo sé muy bien...cuánta contradicción!.
Me siento cansada. Cansada de mi  propio peso, del carácter fuerte, enérgico, resistente, en el que parece que no hay cabida para la debilidad, la vulnerabilidad. Y sin embargo siento, palpito, sufro, me caigo, lloro. ¿Por que me avergüenzo de mostrarme así, tan normal cuando no hay nada excepcional en mi?. Me he creído capaz de todo, para mí, para los míos. Dispuesta a todo, sin horizonte ni obstáculos; incluso sin tiempo porque el tiempo no me paraba. Debo pensar que también yo (incluso yo), necesito un hombro, un apoyo, un consuelo sin verlo como un fracaso, una flaqueza, un error imperdonables.
Necesito menos vanidad y más sinceridad. Mirarme más al espejo y verme los ojos, con una mirada más cansada pero más profunda. Y comprobar que las manos que han tocado tanto y han percibido la fuerza, el miedo, la ternura siguen siendo mis manos. La boca que tuvo que callar mucho y hablar más sigue siendo mi boca. Y darme cuenta que son mis ojos, mis manos, mi boca como tantos ojos, manos y bocas que también han llorado, han acariciado y han besado. En realidad lo sé; sé que debo aceptar que sólo me queda abandonar esa senda intransitable de querer lo que no puede ser querido y caminar, un pasito cada día, por el único camino que tengo ante mí, real, tangible, y que es mío, que me pertenece no tanto por mérito como por destino.

La marea sube, arrasa, y vuelve a bajar, dejando a su paso su rastro....y la calma". 

                              

No hay comentarios: