lunes, 21 de febrero de 2011

LAS PATATAS FRITAS Y LAS BARBAS DEL VECINO


¡Qué tiempos más convulsos en el corazón de Europa y en el norte de África!.

Bélgica lleva más de 249 días sin Gobierno, no se ponen de acuerdo sobre cómo resolver las reformas que satisfagan a unos y otros, flamencos, valones....Hasta el punto de batir un récord de esos que se publican anualmente en un libro con nombre de cerveza. Y además, mostrando un curioso sentido del humor, casi británico, lo celebran con esa “revolución de las patatas fritas”. La importancia del gesto no está tanto en el sarcasmo, o en el nombre que le dan a la convocatoria; sino en el significado: la voluntad de estar juntos pese a las diferencias, a veces agrias, que separan a los flamencos y los francófonos. De ahí que utilicen el curioso símbolo de las patatas fritas, oficiosamente invento de los belgas. Y ahí siguen, sobreviviendo con un gobierno en funciones sin que la clase política se ponga de acuerdo, mientras los estudiantes encabezan estas curiosas expresiones.

Otras manifestaciones estudiantiles, de jóvenes y mujeres y gente de toda condición se han venido sucediendo recién iniciado el año 2011 que parece haber llegado para cambiar algunas cosas. Y estas manifestaciones multitudinarias no son para pedir un gobierno que no hay, sino para que se marche el que hay. No sabemos el éxito que tendrán en Bélgica, pero, de momento en el Norte de África ya ha sucedido: dos países que han conseguido lo que nadie creía y nos han dejado a todos perplejos. Tan perplejos que nos han pillado a los europeos e incluso a los norteamericanos casi sin capacidad de reacción salvo la de decir qué bien, encantados de que inicien el camino a la democracia. Porque parecía que no nos habíamos dado cuenta de que no existía, tan a gusto estábamos con que no avanzaran por esas latitudes los extremistas islámicos.

Pero la gente allí, ahora que todo lo que pasa en el mundo se conoce “on line”, que no se pueden poner puertas al campo, ha descubierto que lo que tienen no es lo que quieren. Lo que quieren es un futuro mejor y labrarle ellos mismos, sin imposiciones. Internet y las redes sociales, manejados por jóvenes formados, han marcado la diferencia. Son las revoluciones de las nuevas tecnologías. Lamentando los muertos que se han quedado por el camino, que siempre son demasiados y siempre son una tragedia, es admirable lo que han conseguido y cómo lo han conseguido. Tanto los tunecinos como los egipcios tenían muy claro que el paso adelante que daban, lo hacían con la seguridad del no retorno, de no ceder un ápice en sus reivindicaciones, sin más presión que su simple presencia.

El efecto dominó ha empezado a funcionar recordándonos aquel otro que vivimos a finales del siglo pasado con la Unión Soviética y los países de Este. Ahora son Barheim, Yemen, Libia...los pueblos que quieren un cambio en sus países, cerrar la página oscura de los dictadores que tapan la boca a sus ciudadanos mientras engordan sus arcas en paraísos fiscales. Lo peor es que a los dirigentes de esos países, incluyendo a los monarcas de nuestra vecina Marruecos y de Jordania o los dirigentes de Argelia y el mismo Irán, esta movilización ya les ha cogido con las barbas muy remojadas. Mucho me temo que los ciudadanos de todos estos países no lo tendrán tan fácil. El éxito en gran medida dependerá de la presión internacional y del comportamiento del ejército. Ya veremos.

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