jueves, 8 de enero de 2015

AÑO 2015 DC

Ayer llevábamos recorrida apenas una semana de 2015, referencia occidental a los años transcurridos tras el nacimiento de Jesucristo. Y  viene al caso porque aunque parezca que es un convenio mundial, como el sistema métrico (con la siempre presente salvedad del Reino Unido), o los husos horarios, en realidad no lo es. No lo es para otras muchas culturas, entre ellas la musulmana. 

Ayer en París dos encapuchados vestidos de negro y armados con kalashnikov entraron en la redacción de un periódico y acabaron con la vida de doce personas. Tengo que reconocer que hechos terroríficos como éste te enfrentan a la realidad  de golpe, brutalmente, aunque tu quieras apartar la cara. Una realidad en la que el llamado "mundo occidental", el "mundo cristiano", donde 2015 es una referencia temporal de la religión mayoritaria, es sólo una parte. Hay otra parte del mundo para la que los kalashnikov se cargan y disparan para hacer grande a otro dios. 

Hubo un tiempo en que los cristianos organizábamos cruzadas para imponer un credo. La historia, nuestra historia, está repleta de ejemplos brutales de masacres en nombre de dios, de la religión con una concepción totalitaria que por suerte dejamos atrás hace mucho tiempo. Sin embargo hoy, en 2015,  hay otra parte del mundo que tiene activada su propia cruzada. Un anacronismo que no podemos entender cuando la Humanidad ha evolucionado tanto; cuando desde la Tierra se dirige un artefacto en Marte. 

Esta claro que, aunque cueste, no se pueden cerrar los ojos a la realidad. Seguimos viviendo nuestra vida cotidiana, levantándonos cada día con nuestra rutina...pero la compartimos con quien tiene por objetivo imponer su religión o más bien su concepto de religión, por la fuerza, con sangre, cueste lo que cueste. Y es un hecho cierto. Tan cierto como incierto es dónde esta el verdugo, quién es, cuándo actuará. Porque el yihadismo no se propone sólo imponerse allí donde tiene su orígen, sino acabar con el impío sin fronteras. 


¿Cómo te planteas dar solución al fanatismo? ¿Con más fanatismo? ¿Con comprensión?¿Buscando el orígen en problemas territoriales o de desigualdades? ¿Cortando por la sano/insano?¿Dónde?¿Cuándo? ¿Quién?. Todo demasiado complicado...

Es una guerra, aunque cueste pronunciar esa palabra sin un escalofrío. Pero no es una guerra de bandos y tácticas militares, ni fronteras, ni tan siquiera de armas. Porque nadie sabe dónde está el que puede matar, ni quién puede ser ni cuando puede decidir que su dios merece tu sangre. 


En momentos como el de ayer sólo piensas: "no sé cuál es la solución pero rezo a mi Dios, al suyo, a todos, porque esto acabe".

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